Una triste tarde de otoño, el frio me cala ondo, y las paredes me sofocan, decido escapar, sin un destino claro recorro cuadras y cuadras, me detengo respiro y cambio de rumbo. Ahora sobre un auto los paisajes varian de un segundo a otro, me veo frente al mar, bajo y avanzo por inercia, todo es abulico, todo oscuro y frio, una brisa me abstrae en la luces del mar. En la oscuridad y con el frio nocturno, entre el sonido del oleaje ya de vuelta a mi divagar, encuentro un solitario elemento, como perdido en el tiempo, me inquieta, y me hace recordar "lo escencial es invicible a los ojos"...
lunes, 19 de mayo de 2008
viernes, 16 de mayo de 2008
Volar, escapar, salir de aquí, son solo segundos que terminan con la monótona conexión, son segundos en los que realmente eres, segundos en que vives, y te extiendes por el tiempo, segundos donde sientes el olor del aire, el sabor de la brisa y ves el color de la nada, segundos incompletos que acaban con un pestañeo, pero comienzan no sabes donde, y te llevan mas allá de tus ilusiones, es ahí donde logras todo, y fracasas sin intentarlo, es ahí en ese pedazo de tiempo, donde el ser humano escapa a lo ficticio y entra a lo real al eros, al principio de vida y placer, es ahí donde esta la comodidad, justo en ese espacio de tiempo. Como llegar "un difusor mental" observa a través de los humanos", "tírate al pasto, mira el cielo y vive".
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